Esa noche Juan Cristóbal acababa de salir de su trabajo. Tras montar en el metro en la estación de Moncloa, tomó la línea 6 hasta Avenida de América, donde tenía que hacer transbordo en la línea 4 hasta la estación de Prosperidad. En el vagón iban unos jóvenes con signos evidentes de haber bebido, que no paraban de increpar a la gente y de hacer gamberradas.
Brutal patada en la espalda
En Avenida de América entraron tres vigilantes de la empresa Falcon Seguridad y un perro con bozal. Los tres hombres desalojaron el vagón. "A la puta calle", comenzaron a gritar. Él se dirigió a ellos y les dijo que no se marchaba, que tenía que enlazar con el último metro. "Un vigilante rapado sacó su porra y empezó a golpearme en las piernas. Cuando le dije que qué hacía, empezó a insultarme 'hijo de puta, inmigrante de mierda' y cosas parecidas", recuerda Juan Cristóbal, al que aún le da pánico subir al metro.
Uno de los vigilantes llegó a tomar impulso para asestarle una brutal patada en la espalda. "Me daban en la espalda, en los brazos, en las piernas. No sé ni cómo no me mataron", recuerda.La versión de Metro es diferente: Dos vigilantes, acompañados de un perro, obligaron a un grupo de pasajeros que estaban en el andén de la línea 4 a abandonar la estación. El servicio ya había concluido. Según los vigilantes, Juan Cristóbal se peleó con otro viajero en el vestíbulo de la estación. Los guardas sólo se limitaron a separarlos, "
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